Superemos la Pobreza: ¡Adiós Política tipo inventario!

julio 27, 2010

Frente a la última encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) , cuyos resultados fueron conocidos recientemente,  se ha generado un  verdadero revuelo  y un llamado de atención a las políticas de gasto social que anteceden al actual Gobierno. En grandes rasgos los resultados manifiestan que la pobreza en Chile ha crecido a un 15,1%, situación dolorosa para quienes queremos creer que nuestro país se encuentra en vías de desarrollo.

Ahora bien,  al analizar estos resultados podríamos  asumir la clásica actitud de la “la política de inventario o de recetario”,  actitud errónea bajo mi opinión. En la historia, en  las campañas, en los gobiernos, la pobreza suele ser un tema de primordial análisis y de una búsqueda incesante de soluciones para poder superarla.  Es aquí donde nos encontramos con el más diverso abanico de actores políticos: candidatos, personeros de gobierno, analistas políticos,… etc.; quienes pretenden obtener soluciones y asumen un rol que ya ha sido un patrón de conducta en una forma de hacer política que a mi juicio no es la adecuada. La política de inventario, donde el agente político se muestra frente a la sociedad como un “líder” que en sus manos sostiene la receta de cómo mejorar el país o el inventario de pasos a seguir, que él cree convenientes, necesarios a la hora de lograr mayor desarrollo y por lo mismo son expresados casi como dogmas. Pero NO, preferimos una nueva forma de hacer política que se base en una política de preguntas, donde el rol principal lo tenga el ciudadano y la vocación verdadera sea la del servicio público.

Por lo mismo, podemos hacernos diversas preguntas: ¿Qué ha pasado en nuestro país respecto a las cifras de pobreza?¿Es necesario concretar una mejor y más eficiente agenda social? Podemos darnos la tarea de leer diversos estudios, de escuchar y considerar diversas opiniones; sin embargo este problema podría ir algo más allá que las cifras y que  generar proyectos de desarrollo económico.

Creo que  quizás el aumento de la pobreza se puede explicar mediante acabados análisis económicos y sociales, pero este problema radica fuertemente en algo que está más allá, y son las políticas públicas y concretamente en un problema moral.  Me explico, fue común en estos 20 años, ver algunos personajes que en sus manos se encontraba la bandera de la lucha contra la pobreza y que en su obrar, su voluntad política reflejaba la intención de disminuir la cantidad de “ricos”,  algunos promotores de la idea del “sueldo máximo” y atreviéndose a incluso otros a limitar la propiedad privada.

Cuando sostengo la idea de que este problema radica en un problema moral, me refiero más precisamente que es un problema en las prioridades que han respaldado la acción política de los Gobiernos anteriores. Problema que incluso se ha visto en muchos quienes en su momento, por ejemplo, se opusieron a algunos artículos de la ley de reconstrucción.

Pareciese que la voluntad política de algunos se encuentra totalmente obsesionada con la idea que plantean como una “verdad absoluta” de disminuir la cantidad de “ricos”, este dogma que ha perseguido a nuestro país y que si preguntamos, muchos nos plantearan esto como la única solución.  Este es un verdadero desorden prioritario, pues la prioridad debiese corresponder a disminuir las cifras de pobreza en nuestro país.

Sin duda la desigualdad en la distribución de recursos  es preocupante, pero a la vez es grave la actitud con la que ha sido abordada la pobreza y la tremenda brecha de desigualdad.

No olvidemos que existe la Indigencia (CASEN: la línea de indigencia está fijada en 23.500 pesos mensuales) y existe pobreza (según CASEN: la línea está fijada en 47.000 pesos mensuales). Ya la vez no olvidemos donde está la prioridad al momento de buscar verdaderas soluciones. Superamos la pobreza abordándola. con un sentido verdadero de servicio público

Como ha sostenido nuestro presidente, Sebastián Piñera, la pobreza  para ser superada requiere de la unión de nuestro país.

Seamos el cambio que queremos ver , no solo debemos preocuparnos, sino que también OCUPARNOS.


¡ JRN a la campaña poesía, al gobierno prosa !

julio 14, 2010

Estamos en periodo de campañas para las elecciones internas de Renovación Nacional. Como conglomerado político debemos estar orgullosos de la competencia democrática existente y que es parte de nuestra tradición, una ventaja comparativa respecto a otras colectividades políticas. Como Juventud de Renovación Nacional estamos viviendo una fuerte competencia por quienes van a ser los que van a dirigir.

Junto con las campañas encontramos de las más diversas manifestaciones al momento de debatir y construir. En etapa de elecciones aparece gran parte de la juventud aportando con ideas, planteando intenciones bondadosas de lograr el bien común, existen grandes proyectos y compromisos; hay otros que al momento de debatir confunden los argumentos sólidos con argumentos hacia la persona y caen en falacias, y quienes, incluso, aparecen sólo en momento de elecciones y luego de terminadas, ni el rastro se tiene de aquellos.

Recurrente para algunos incluso es el tema de la amistad y la política, tema sensible, donde la prioridad no debe corresponder ni a la pitutocracia ni a los amiguismos, si no que al bien común y para esto es necesario una píldora de Madurez democrática. El escenario es bastante plural y con esto los perfiles, las formas de trabajar y la verdadera valoración del compromiso, también lo son.

La construcción de una mejor juventud y de un mejor partido, se hace con una política de equipos, una política de visión compartida. Las monarquías dejémoselas a aquellos países que las tienen y los personalismos dejémoselo a la farándula o a la megalomanía. La pregunta no es “¿Voto por el candidato a o por el candidato b?”, recordemos que son listas las que se presentan y detrás de ellas se supone que debe haber un proyecto partido. Hay quienes son impulsivos y caen en falacias ad hominem, es decir, de ataque a la persona. Señores el llamado de atención es respecto a priorizar por el bien común y por el bien de todos y de la democracia, no se deben plantear campañas negativas, lo único que logran es desmovilizar.

El “Maquineo Político” es un término en boga y se entiende por tal todo lo que abarca el análisis electoral y las estrategias políticas. Es lamentable cuando la campaña es monotemática respecto a sus fundamentos, deplorable más bien cuando el maquineo es una actividad monopólica. La política es integral y como jóvenes debemos aspirar a lograr dicha virtud.
Si bien, «Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos». No solo debemos preocuparnos del marketing político, sino que realmente del proyecto partido que queremos construir. Lo que esta primero es el proyecto que es el reflejo de las visiones, misiones, principios y cambios que queremos efectuar.

Junto con lo anterior clave es la idea de generar un proyecto que sea soñador pero construido con propuestas realistas. A la campaña poesía, al gobierno prosa. En campaña los ánimos se exaltan, algunos exageran cualidades y hablan de sueños a destajo. Para ellos creo que es conveniente recordar que la pasión y el compromiso mostrado en campaña se deben gestionar luego de las elecciones. Es importante entonces que seamos consecuentes con nuestras
propuestas, nuestros hechos y nuestros principios. En palabras mas sencillas: No nos debemos calentar la boca y prometer más de lo debido. La mejor oferta política no es sólo la más novedosa o impactante, sino también la que es realizable.

Muchos hemos sido victimas y victimarios dentro de la política 2.0, avisos informativos, grupos de facebook, bombardeo de mensajes, etc. Lo importante es que los hechos legitimen toda esta publicidad que en algunos casos es pura parafernalia.

Quien no tiene la iniciativa siempre pierde, quien tiene la iniciativa puede ganar. Idea relevante, señores esto se gana con iniciativa constructiva y con un proyecto de equipo.

Fundamental es no sentarnos a esperar que pueda hacer el partido y el país por nosotros, sino que asumir el rol de agentes de cambios y preguntarnos qué podemos hacer nosotros por el partido y por el país.

El llamado debiera corresponder a hacer partido, a dejar de lado las políticas de francotirador y generar propuestas de construcción.

El objetivo corresponde a lograr un avance hacia una civilidad de respeto con R mayúscula, solidaridad y compromiso social. No debemos temer a la fiesta cívica a la que corresponden las elecciones, pero menos debemos hacer una política de producto, sino que una de contenido, de verdadero compromiso de equipo y de visión compartida.

Los hechos legitiman las palabras.


Jóvenes y política: Una teleserie de amor y desesperanza.

julio 14, 2010

Los jóvenes o mejor dicho una parte de los jóvenes a lo largo de la historia nacional han mostrado interés en política, en renovar a la sociedad e innovar sobre lo establecido, participando en los partidos políticos. Lamentablemente este amor entre jóvenes y política ha disminuido, y ha aumentado la controversia y el repudio de la juventud hacia esta.

En la contingencia hallamos a muchos que han adoptado la postura de considerarse apolíticos. “Apolítico” quiere significar “sin política”, manifestando con esta denominación el sentimiento de animadversión o enemistad que sienten por esta. Si inquirimos o analizamos bien el termino, nos vamos a dar cuenta de que están incurriendo en una falacia. Pues política dentro de sus variadas concepciones se define como “el proceso orientado ideológicamente a la toma de decisiones”. Si volvemos a la denominación de los jóvenes como “apolíticos” estamos entonces diciendo que estos nunca han tomado decisiones.

Claramente es un error tal denominación. Los jóvenes tomamos decisiones, algunos en los pasillos, en sus círculos sociales, en su familia, para el proyecto de su vida, Como decía Aristóteles el hombre es un zoo politikón , un animal político, ya que está continuamente tomando decisiones, manifestando sus puntos de vista.

Pero a lo que los jóvenes se refieren es a que están desencantados con la política partidista, pues se encuentran con partidos y políticos que llegada la hora de las elecciones los utilizan y realizan publicidad engañosa respecto a sus promesas. A niveles Universitarios ( generalmente refiriéndonos en universidades públicas o subvencionadas) a veces es preocupante la confusión que se realiza entre política territorial y política universitaria. Muchas ocasiones nos encontramos con centros de alumnos o federaciones que velan por intereses personales o político-partidistas , olvidando el interés de la comunidad estudiantil. Lo mismo ocurre a niveles de la política tradicional

A nivel de país la juventud se encuentra con dos bloques ideológicos antagónicos, que pelean en un ring por llegar al poder, coaliciones en las que hay un circulo de poder aristocrático y oligárquico, que muchas veces no permiten que nuevos aires renueven el viciado ambiente.

La política se renueva gracias a los jóvenes, es por esto que el énfasis debe realizarse en la educación. Una educación de calidad, una educación que permita el pleno desarrollo de las habilidades de los estudiantes, una educación que en su espectro permita una cultura cívica enriquecida. Educación que permita a los jóvenes, futuros políticos del país, tomar el bastón de esta gran posta que es el desarrollo, o por lo menos lo que se supone que es así. Pues debiera entenderse que cada gobierno está llevando esta posta para entregársela al siguiente, es esto un desarrollo sostenible, un desarrollo que facilite las necesidades del presente sin comprometer las del futuro, para atender las propias.

Somos los jóvenes los futuros atletas de esta posta hacia el desarrollo. Es nuestra labor renovar e innovar.

¿Cómo explican ustedes el actual desinterés de la juventud por la política?

Si habría que hecharle la culpa a alguien, ¿de quién es?

Nosotros, como alguien decía por ahí, somos agentes de cambio en la sociedad del presente y del mañana. La única forma de lograr este cambio es desde adentro, involucrándonos, participando en el sufragio, inscribiéndonos en los registros electorales, planteando nuestras ideas.

Les aseguro que muchos de nosotros tenemos nuevos aires de modernización de ideologías, el factor novedad es tan importante en nuestros días. Desde temas como modernización del Estado hasta la disminución de la brecha entre los ingresos de los sectores sociales.

Porque los Jóvenes si hacemos política.

Porque estamos cansados de falsas promesas.

Porque estamos “chatos de la vendida de pomada» o demagogia.

Porque los Jóvenes estamos llamados a unir a nuestro país,

¡Los jóvenes estamos para a unir a Chile!


La cultura del “Da lo mismo, si al final uno igual tiene que trabajar”

julio 13, 2010

Sin duda, las últimas elecciones presidenciales forman parte de uno de los procesos electorales más relevantes a lo largo de nuestra historia como país, más allá del color político con el que se le mire, es un proceso que marcará la vida de este joven en desarrollo llamado Chile. De la mano con las elecciones se desencadenan transformaciones y se generar expectativas a nivel de sociedad. Personalmente, me siento orgulloso por mi país al saber que la madurez democrática y el cambio de mentalidad son valores perseguidos por muchos de los chilenos.

Dentro de las expectativas de muchos ciudadanos nos encontramos con una gran variedad de deseos, visiones y objetivos.  Así como también, a veces nos enfrentamos con concepciones de vida que son recurrentes y hasta algunas paradójicas.

Esta el caso más común  en periodo de elecciones, el que se refiere a consultar sobre la preferencia política de la persona con la que hablamos, y es donde surgen preguntas como: ¿Por quién va a votar? ¿Por quién voto?, ¿Quién cree que lo representa más o que tenga un mejor programa de Gobierno para el país? Y de esta pregunta se desprenden una serie de respuestas muy  diferentes algunas y otras de similares características. Uno de los diálogos paradójicos es el siguiente:

–          ¿Por quién va votar? ¿Por qué?

–          En verdad me da lo mismo, porque al final uno igual tiene que trabajar.

El “da lo mismo, si al final uno igual tiene que trabajar” es una respuesta que puede ser analizada desde diferentes perspectivas.  Algunos pueden decir que parte de la sociedad que recurre a esta respuesta tiene una cultura que es floja o que espera que el candidato sea un ente que  presente políticas donde nadie tenga que trabajar y de igual forma tengan derecho a un sueldo, otros pueden referirse a que realmente eso representa una opinión que es típica y aceptable.

A mi juicio, dicha respuesta nos dice algo que va mucho más allá de las simples palabras expresadas. El actual chileno desea ver reflejado dentro de las políticas públicas de un Gobierno, uno de los valores más importantes para una sociedad, la famosa MERITOCRACIA. Un país donde se valoré el trabajo, un sistema de gobierno basado en el mérito en vez de los “pitutos” o la posición social, un país sin matices de pitutocracia. Es cierto que en nuestros tiempos el concepto de movilidad social es de  gran importancia, donde por ejemplo padres de familias de escasos recursos quienes no pudieron obtener una carrera profesional están teniendo hijos los cuales obtienen un título universitario con mucho esfuerzo, finalmente saliendo el primer profesional de la familia; sin embargo, no cabe duda en que no podemos quedarnos solo en eso, la tarea es el desarrollo, disminuir la brecha en la desigual distribución de recursos, políticas públicas de ayuda a la clase media, centrar un programa de proyectos para generar un mejor sistema de educación, etc…

La tarea es de todos, no solo del Gobierno, caminar con dirección a un cambio de mentalidad, de cultura y de forma de hacer las cosas.  Un cambio adaptativo hacia una visión emprendedora y fiel a los grandes valores, como lo son la familia, la probidad y la justicia.


¿Hacemos Política?

julio 13, 2010

Podría comenzar este artículo de opinión definiendo lo que es la política, pero la idea no es que este escrito sea puramente académico, incluso como algunos más osados podría plantear una lista de verdades absolutas respecto al concepto mismo; pero considero real y necesario solo referirme a una de las numerosas definiciones: “La política [del griego (polis) «ciudad») es el proceso y la conducta de toma de decisión de un grupo”, añadiremos que también constituye un criterio o directriz de acción elegida como guía en el mismo proceso de toma de decisiones, al poner en práctica o ejecutar las estrategias, programas y proyectos específicos del nivel institucional.

Ahora bien, la anterior definición es un atentado para los que creen y dicen que “verdaderamente” hacen política, o para otros que entraron al sistema político con la convicción de la verdadera política y pareciese que la enfermedad del alzhéimer los atacó repentinamente.

En la vida cotidiana confundimos conceptos, pues somos seres imperfectos. Por ejemplo, muchas veces nos jactamos del concepto libertad, siendo que muchas veces al aplicarlo lo distanciamos de la responsabilidad y se vuelve todo lo contrario, lo transformamos en libertinaje. Esta vez nos enfrentamos a una realidad en torno a la política un tanto preocupante, pues muchas veces cometemos, a mi parecer, un error al confundir el concepto de política con otro vulgarmente llamado politiquería. Los hechos de llevar carteles de un candidato, de entregar flyers, de usar poleras de un partido político, de calcular los votos, de sonreír frente a una cámara; estos hechos se vuelven hábitos monopólicos al momento de contar lo que se hace en política. Pero señores, esto ni siquiera alcanza a ser el 50% de lo que es la política, cuando agotamos el concepto en solo estas prácticas, cuando nos jactamos de hacer política y lo único que estamos haciendo es lo anteriormente mencionado; cuando nos limitamos a solo hacer esto, nos volvemos asesinos del concepto puro de política.

Sabemos que es necesario hacer un cambio en la política, es necesaria una renovación de rostros y de representantes, pero solo lo haremos siendo el cambio y debemos comenzar por replantearnos nuestra acción. En ningún caso es negativo apoyar a un candidato, en ningún caso es perjudicial sentirse identificado o representado por una figura o un partido político; lo que es fatal a mi juicio es reducir la política solo a esta forma de ejercicio. La política es un conjunto de factores, cultivemos el fondo, generemos una escuela de pensamiento y formación.

Además lo que podría ser parte de otro análisis es el hecho de que requerimos una política 2.0, una nueva forma de hacer política, una política de preguntas, una política donde el candidato NO sea el que se pare frente a nosotros con un inventario o receta de las cosas que él cree que son mejores para el país, pues muchas veces constituyen visiones poco representativas, lo realmente relevante es generar una visión compartida y un compromiso con un proyecto país.

Seamos el cambio que queremos ver en el país.


En política: ¿El poder porque sí o el poder por agente de cambio y desarrollo?

julio 13, 2010

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Desde hace mucho tiempo que el hombre vive en sociedad, ya sea por la necesidad de salir de un estado de desorden y guerra, por una declaración de voluntad o simplemente por un impulso natural que lo lleva a vivir en conjunto. La politicidad es inherente a la sociedad, la convivencia organizada es un elemento que está presente en diversa intensidad a lo largo de la historia.

Y nos encontramos con la política, que es mucho más que la definición ordinaria del «arte de gobernar» y que contempla al factor «poder» para realizar la toma de decisiones dentro de una sociedad. ¿Qué es el poder?, ¿Cuál es la primera palabra que se te viene a la mente, cuando escuchas esta palabra? ¿Influencia, dinero, abuso, fuerza, poder tomar decisiones, conocimiento, carisma, persuasión, autoridad?. ¿El poder es la causa final o un medio para llegar al objetivo de la sociedad?

De la política y el poder, sucede que la percepción es muy variada, pues depende de los imaginarios que existan respecto al poder, los imaginarios del poder. En todas las organizaciones vemos que existen ciertas personas que poseen más poder que otras, vemos además que el hombre por su naturaleza esta siempre aspirando a poseer una cuota de poder mayor y con el objetivo de realizar un fin determinado. Imaginemos que nos subimos a un balcón ubicado en las alturas de la troposfera y nos damos el trabajo de analizar cada grupo social, cada organización ya sea con o sin fines de lucro, cada partido político, cada gobierno, cada institución, cada Estado; resultará que llegaremos a la conclusión que el componente poder se presenta en cada organización. Pues el poder es inherente a la politicidad, a la organización y el concepto no implica significados negativos.

Entonces, ¿Por qué encontramos que hay ciertas percepciones negativas del poder?. Lamentable, pero cierto. El poder muchas veces se llega a confundir con un fin, y peor aún, con un fin trascendental. Dentro de los grupos intermedios de nuestra sociedad, encontramos a quienes poseen ciertas cuotas de poder y las protegen como aquel personaje llamado “gollum” del señor de los anillos que su único motivo de vida era la posesión del anillo, son quienes hacen del poder una herramienta de orgullo personal o trofeo de guerra, quienes hacen del poder el motor de vida y solo entregan sus cuotas cuando una oferta de poder mas tentadora se les presenta. Este virus ha llegado a afectar hasta las raíces de nuestra sociedad, pues esto se presenta en algunos sectores jóvenes y se vuelve mas desastroso en algunos casos, ya que va acompañado con el factor de la inmadurez, y la soberbia amiga de los que necesitan escudo, los acoge y alimenta.

Si escuchamos ciertas críticas, encontraremos que algunas apuntan a algo cierto, que rompe muchos supuestos y modelos mentales que se tienen respecto a diversos trabajos que se efectúan y se denominan superficialmente como actividades bondadosas con el fin, es decir, como acciones dirigidas a la contribución del bien común, pero termina siendo que son simples banderas de lucha que disfrazan un interés por lograr un fin a toda costa, el cual es el poder, pero no es solo eso, pues este fin no es el simple poder, sino que es «poder por poder», «poder por tener poder» y solo se agota en eso.

Es ahi donde se juegan muchas cosas, y se nos aparece el significado del servidor público, quien es aquel capaz de poner los intereses de la sociedad por sobre los suyos, pareciera imposible la existencia de un hombre con esa prerrogativa o capacidad literal. Pero al igual como se logra el bien común, el servidor público alcanza esa definición en potencia.

Es claro el poder no es un fin último, el querer poseer una cuota de poder tiene encuentra su propósito en el deseo de efectuar cambios en nuestra sociedad, querer obtener poder no es algo malo, siempre y cuando se sustente en la intención de transformarnos en agentes de cambio en nuestra sociedad, en el interés de ser arquitectos y constructores de presente y futuro. El poder implica renovación, renovación en las cuotas de poder. Implica dar espacios, implica otorgar la igualdad de acceso a la toma de decisiones.

Porque todos somos parte del fin último de la sociedad, porque somos privilegiados al poseer las herramientas que  nos han brindado y existe esta inmensa responsabilidad de retribuirlo.

¡ Seamos frutos de la conciencia, abramos los ojos y comprometámonos con las metas. No posterguemos, ni esquivemos, obremos!